PRESENTE
El domingo se resumió a terminar mis deberes, comer y ver la tele.
Estaba en mi cuarto cuando oí la puerta abrirse y cerrarse. Bajé y salude a mi padre:
-¿Qué tal el fin de semana? -Todos sabíamos la respuesta, pero el siempre preguntaba lo mismo.
-Bien, interesante. ¿Y tu?
-Muy cansado. -Dijo mientras suspiraba y se sentaba en el sofá. -¿Tu madre cuando viene?
-Dentro de nada, me estaba preparando.
Mi padre iba a decir algo, pero le interrumpió mi móvil. Será mi madre, pero...¿y si es Daniel?
Me puse nerviosa con solo pensar que fuera el, pero no, era mi madre.
-'En cinco minutos estoy, te espero en el mismo sitio de siempre.'
-'Ok.'
Pensé que podía ser Daniel, pero claro, seguramente se habrá olvidado de mi como hacen la mayoría. No le culpo.
Subí a por mi mochila y me despedí de mi padre.
Al salir de casa se notó que era primavera, la chaqueta ya empezaba a sobrar y no me importaría ir en manga corta.
Oí un pitido y vi a mi madre saludando desde el coche.
-¿Qué tal con tu padre?
-Bien, ¿qué tal tu finde?
-Muy bien, ayer cenamos fuera, a un nuevo restaurante del centro.
-Yo también fui al centro. Pero por la tarde, al Fnac y a por algo de comida.
-¿Más discos?
-No, no me llegaba.
Tengo una buena cantidad de discos.
Sonó un móvil, supongo que será el de mi madre y no lo cogí.
-¿Es tuyo?
-Que va a ser mio.
Y caí. ¡Daniel!
Sonreí, pero rectifiqué y me puse otra vez seria.
-'Tengo una sorpresa para ti.'
¿Eh?
-'Hola eh'.
-'Si si, hola. Tengo una sorpresa para ti.'
-'Qué sorpresa?
-'¿Tu que entiendes por sorpresa?'
-'Ya...'
-¿Con quién hablas?¿Con tu padre? Si os acabais de ver.
Claro, como no suelo hablar con nadie, es chocante que use el móvil para eso.
-Con un chico.
-¿Qué chico?
-Uno que conocí ayer.
Mi madre frunció el ceño. Normal.
-¿No será del instituto?
-No, por eso he dicho que conocí.
-Ah, pues bien, es una buena noticia.
'¡Si! Me estoy volviendo más sociable.'
Me dí cuenta de que el móvil se había bloqueado. Lo desbloquee y lei los 3 nuevos mensajes:
-'¿Te has ido?
-'Quiero darte mi sorpresa mañana, ¿puede ser?
-'Bueno, si quieres mañana nos vemos después del instituto.'
Le respondí rápidamente:
-Estoy. Mañana puedo, ¿pero no sería mejor ir a casa, comer y luego vernos?
Pero el no respondía.
Llegamos a casa. Subimos en silencio y al abrir la puerta, Sara le dio un abrazo a mi madre y un beso rapido en los labios y a mi dos besos en la mejilla.
Sara era alta, rubia y ojos oscuros y muy delgada. Ah, y tenia 10 años menos que mi madre.
Que mi madre hubiera cambiado de opinión sobre su sexualidad no me importaba, pero me preocupo un poco la edad.
Si, a mi padre casi le da un ataque al saberlo.
-¿Qué tal con el homófobo de tu padre?
-¡Sara! -Le riño mi madre.
-Bien, como siempre. -le sonreí y fui directa a mi cuarto. Deje mis cosas y mire el móvil.
-'Si, pero entonces estropearía el regalo ;)'
¿Este chico que me va a regalar? Nos conocemos de poco...
-'Que loco.'
-Si, ¿a qué instituto vas?'
Le envié el nombre de mi instituto y la dirección.
-'Si, ya sé donde está, conozco a gente de allí. ¿Quedamos en la puerta?'
-No hace falta, quedamos en la tienda que hace esquina en frente de mi instituto.'
-'Venga, no pasa nada, así mejor y saludo a algunos amigos que tengo en ese instituto.'
¿Conoce? Espero que no sea de mi clase. Bueno, eso da igual, todo mi instituto me mira con cara de asco.
HACE MÁS DE 2 AÑOS...
Estaba lloviendo. Odio que llueva, me deprimo...y más si he estado llorando en mi instituto y luego en casa. Ya llegaba a una situación en el que no me reconocía por mi ojos, que los tenía muy rojos e hinchados.
'Esto no puede seguir así.' Me decía constantemente.
Estaba sola en casa. Claro, como siempre, ya nadie se fija en mi, y cuando lo hace es para reírse o insultarme. No aguanto esta situación.
Me fui al cuarto de baño y me lavé la cara.
Que cara... soy horrible.
Quería morir.
El sentimiento de tristeza invadió todo mi ser y seguí llorando.
Y pensé... ¿y la cuchilla de mi padre?
Busqué sin dejar de llorar por los cajones y lo encontré. Sin pensar me lo llevé a la muñeca y rocé la cuchilla. Nada.
'Con más fuerza.' Pero nada. Dejé de llorar y lancé con fuerza la cuchilla, pero no se rompía. Lo volví a intentar varias veces y al final pude coger un trozo de cuchilla y tiré el plástico.
Suspiré y me corté despacio en perpendicular.
Al principio sentí dolor, pero desapareció al poco y notaba que solo quemaba, pero era agradable. Cerré los ojos mientras me cortaba tanto en perpendicular y horizontalmente. No había dolor y mis penas ya no estaban. La rabia que tenía se la llevaba mi sangre que caia al suelo.
Abrí los ojos, me maree pero luego miré mi muñeca. La cuchilla estaba llena de sangre y mi muñeca igual, no veía los cortes.
'Estoy bien...tranquila.'
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