domingo, 5 de mayo de 2013

TERCER CAPITULO

PRESENTE
Salí algo triste del Fnac. Quería ese disco, pero por desgracia, tengo que cenar. Ya dejé de comer y la cosa no fue del todo bien.
Fui al super que estaba en frente y compré un pizza de barbacoa y algo de desayuno para los próximos días. Como mi padre no desayuna en casa no me cojera mi desayuno.

Al salir me puse lo cascos y me fui dirección al autobús. Avancé hasta un semáforo, pero a partir de ahí noté que alguien me tocaba el hombro.
-¿Qué hay borde? -dijo el chico moreno con ojos azules del Fnac.
-No soy borde. -Dije quitándome los cascos pero sin mirarle.
-No me lo has demostrado en la tienda.
-No tengo que demostrarte nada.
No contestó.
-Además, me ibas a quitar el disco.
-Un disco que no era tuyo. Y además, por lo que he visto, ni siquiera te lo has comprado.
-¿Me espías?
-Pasaba por ahí en ese momento, no te creas el ombligo del mundo.
-Ohh, ¿no lo soy?
Me sonrió con algo de falsedad. Yo también y seguí mi camino.
-Eh, ¿a donde vas? -dijo siguiéndome.
-A casa.
-¿Un sábado? ¿No sales?
Le fulminé con la mirada, aunque realmente no me importo, me gustaba estar sola. La costumbre.
-¿Y tu? ¿No sales? ¿No tienes a otros a quien dar la lata?
Me sonrió.
-Si, pero hasta dentro de un rato. Están preparándome una fiesta ''sorpresa'' en mi casa y no puedo estar allí.
-¿Por qué una fiesta¿
-Es mi cumpleaños.
-Oh, pues felicidades... -no sabía como se llamaba.
-Daniel, pero mis amigos me llaman Dani.
-Vale, felicidades Daniel.
Se rió.
-¿No somo amigos?
-¿Has hecho algo para serlo?
-Verdad, todavía no.
-¿Todavía? Para que lo sepas, no me hago amigo de cualquiera, te tendrías que esforzar.
-Lo intentaré. Soy muy persuasivo, así que lo conseguiré. 
Solté una carcajada.
-¿Y tu nombre? No me lo has dicho.
-Verdad, no te lo he dicho.
Se rió por lo bajo y dijo:
-Ahora es cuando tienes que decir tu nombre.
-¿Por qué?
-La costumbre, ¿no? En las presentaciones, alguien te dice su nombre y tu le respondes con tu nombre. No sé, llamame loco.
-Me da igual las costumbres.
-¿No quieres decirme como te llamas?
Sonreí y le dije:
-Adivina.
Suelta una carcajada mientras lo niega.
-No.
-Tu dí posibles nombres.
Suspira pero acepta el juego.
-¿Roberta?
-¡Qué nombre más feo!
-¿María?
-Nah.
-¿Patricia?
-¿Me ves con cara de pija?
Suspira otra vez y mira al cielo.
-Dime su nombre señora.
-No -digo mientras le sonrío.
-Pues no hay otro remedio...
Y con un movimiento muy rápido de brazos, con una mano me sujeta el hombro derecho y con su otra mano hace que gire y me coge la mochila.
-¡Eh! ¡La ladrón!
-No me llames así en público que se van a creer que soy un ladrón de verdad.
-¿Y no lo eres? Me has cogido la mochila.
Sonríe mientras abre mi mochila.
-¿Qué haces?
-¿Tu que crees? Ver tu DNI.
-Eso no vale.
-Tu juego no tenía reglas.
Le fulminé. Justo al coger mi monedero me acordé de mi foto del carnet.
-No mires.
-Ya te he dicho que quiero saber tu nombre.
-Te lo digo, pero no cojas el carnet.
Me sonrió ladeando la cabeza.
-Todos salimos mal en las fotos  del DNI. Hasta yo, que soy el chico más guapo que te vas a encontrar, salgo mal.
-Y el más creido.-
-Soy realista.
-JÁ.
Y aprovechando esta pequeña pausa, dí un paso hacia delante y le cogí mi mochila.
-¡Zas! -dije mientras sonreía orgullosa con mi pequeña pero gran hazaña.
-Malvada...
-Empezaste tú.
-Ya empezamos con los reproches.
Nos reimos a la vez muy fuerte. Pero al poco me acordé de que le conocía de nada...¿qué hago siendo tan amable? No quiero simpatizarme , no quiero que me hagan daño...otra vez. Así que dejo de reírme y me vuelvo a poner la mochila.
-Me llamo Alicia.
-¿Ali para los amigos?
-No, solo Alicia.
-Ah, claro.
Nos quedamos callados mientras seguíamos caminando. La verdad, era un silencio incómodo, no nos conocíamos así que no sabíamos nada de que hablar. Pero no tuve que discurrir mucho, ya que al poco me miró, sonrió y me preguntó:
-Pues Ali, digo...Alicia, perdóname. ¿Quieres venir a mi fiesta ''sorpresa''?
-No pinto nada ahí.
-Como era sorpresa, les digo que había quedado contigo antes y que no te puedo hacer el feo de dejarte plantada.
-Pero es mentira.
-Muy aguda, pero ellos no lo saben. Y así no te quedas un sábado por la noche en casa comiendo mala comida mientras ves películas ñoñas.
-No pensaba ver ninguna película ñoña.
Me defendí, pero el suspiró mientras miraba al cielo.
-Quiero que me acompañes a mi fiesta de cumpleaños. Quiero que vayas.
¿Por qué?  Acabo de conocerlo. 'Obvio, ¿no?' dijo mi segunda vocecita.
-Lo siento, pero es mejor que vaya a casa. -dije mientras me paraba. Habíamos llegado a la parada del bus.
-Por favor...
-Lo siento.
-¿Pero nos veremos otro día?
Solté una carcajada para poder ocultar mi sorpresa. Hacía años que no me pedían salir, ni mis padres lo hacen ahora y eso ya es triste.
-Ya veremos.
-¿Cómo que ya veremos? ¿Si o no?
-Ya veremos.
-¿Me das tu número de móvil?
Me lo pensé, pero al final acepté.
-Dime.
-Adivina.
Me reí, pero a el no le hizo ninguna gracia. Le dí mi número, pero no pude darle el mio porque llegó el bus. Tenía que cogerlo, ya que ese bus pasa cada poco y mucho menos los sábados.
Me despedí rápidamente. Y desde hacía años, nunca me había apenado haberme despedido de alguien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario